Tumacos

Les pusieron el humo, los escombros, las ambulancias, la viuda desamparada. Me imagino que vinieron después los ralentíes sobre las lágrimas en las mejillas, y esa musiquita para llorar que les ponen siempre a estas imágenes, como si hiciera falta. No sé, no miré bien lo que hicieron sobre Tumaco las televisiones nacionales. Pero sé lo que no les contaron.

No les dijeron que el puerto era un solo llanto desde hace 4 años cuando se disparó la violencia; que la ciudad la manejan los Rastrojos y el campo las Farc ; que todos los comerciantes viven extorsionados, y que el que no paga le limpian la tienda con granadas; que allá el medico legal tiene las manos usadas de abrir tanto cuerpo de muerto; que el puerto esta verde de uniformes, sin que nada cambie; que hubo una tregua de algunos meses, hasta agosto, y desde entonces se anda con miedo, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa; pero aún así se sale a conchar el plato de cada día en estas llanuras de arena negra entre mar y cielo que dan ganas de correr y gritar, y aullar.

No les contaron que hasta el enorme palo de ficus que le daba sombra al parque, se cayó en diciembre como exhausto de tanto dolor, partido en dos, como sí un rayo le hubiera tocado. Levanto el andén. Debajo de este árbol, hasta en los peores momentos, bailaban los niños de Tumaco. Ahí tomaban clase de currulao. Mientras la noche caía, se escuchaba el tambor. Y los niños bailando, y la muerte bailando cerquitica.

No les dijeron esto y otras cosas de Tumaco, como que excepto en el 2011, fue una ciudad más violenta que la mismísima Ciudad Juarez, en México. La más violenta del mundo. Esto, la prensa de acá tenía que decirlo antes de que un supuesto enemigo de mostrar le pusiera una bomba a Tumaco.

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